¿Una relación con tu jefe/a demasiado buena para ser verdad ?
- Sabina Peskin Coach
- 3 abr
- 2 Min. de lectura
Queremos un/a jefe/a que nos valore y reconozca nuestro trabajo, pero ¿qué pasa cuando esa “excelente” relación nos impide avanzar? No siempre es fácil notarlo, porque la dinámica se va instalando de a poco. Estas señales pueden ayudarte a identificarlo.
¿Por qué nos llevamos bien?
¿Nuestra forma de trabajar realmente aporta al equipo o simplemente coincide con la del jefe?
Comprender sus motivaciones es útil, pero si compartimos los mismos puntos ciegos, podríamos perder oportunidades de mejora.
¿Valora sólo los logros sin analizar el proceso?
Tener autonomía es beneficioso, pero sin retroalimentación corremos el riesgo de no detectar errores críticos. Además, podríamos ignorar información estratégica a la que él sí accede o dejar de aprender de su experiencia.
Si surgen problemas, será difícil sostener conversaciones necesarias. No conoceremos su reacción ante fracasos y podríamos enfrentar cambios drásticos en su estilo de liderazgo, desde la total libertad hasta el control excesivo.
¿Nos brinda crecimiento real o nos mantiene en el puesto porque le resultamos funcionales?
Es positivo ser reconocidos y recibir oportunidades. Sin embargo, algunos líderes pueden ocultar opciones, evitar hablar de desarrollo profesional o desalentarnos cuando buscamos cambios.
¿Nos delega tareas que le corresponden?
Asumir ciertas responsabilidades de mayor alcance puede ser una excelente ocasión para crecer y ganar visibilidad. Sin embargo, hay quienes transfieren lo menos atractivo de su labor sin reconocer el esfuerzo ni permitir renegociaciones de carga laboral.
¿Es sostenible esta dinámica?
¿Evitamos conversaciones incómodas para no generar tensión?
Un diálogo respetuoso es clave, pero evitar el conflicto puede prolongar situaciones desfavorables.
¿Dependemos demasiado de su apoyo sin fortalecer otros vínculos clave?
Contar con su respaldo es útil, pero depender exclusivamente de su validación es riesgoso. Su percepción puede cambiar, su palabra puede no ser suficiente para impulsarnos en foros con o él tal vez cambia de puesto.
¿Qué hacer?
Construir una red de contactos propia para no depender de una sola persona.
Aprovechar el reconocimiento positivo para identificar fortalezas clave y diferenciar entre un verdadero mérito y una preferencia personal.
Solicitar retroalimentación constructiva para mejorar más allá de su aprobación.
Analizar cómo encajamos en su estrategia profesional y anticipar oportunidades o riesgos.
Encarar las diferencias de opinión estratégicamente